Wednesday 18 February 2009

Walking down Gay Street

El otro día fui a Barcelona a hacer unos encargos. Uno de ellos era en el Gaixample, among the gay community. Aunque hacer división de zonas en la Ciutat Comptal dependiendo de si "hay" gays o no, es algo absurdo, más que nada porque están por todas partes.
Desde que volví de Inglaterra he tenido un poco esa necesidad de tener amigos gays: a todos nos gusta tener gente a nuestro alrededor con los mismos intereses. Cuando era más joven (note el "más joven", que no "joven" a secas) solía tener muchos amigos gays. Solíamos salir los fines de semana y reunirnos con otros grupitos de gays. Y solía tener muchas amigas lesbianas, y nos lo pasábamos bien por ahí. Ahora no es así.
Me crucé con muchos en Barcelona y tuvimos eses momento que Leavitt describe tan bien como unos nanosegundos de reconocimiento. O el Gaydar (el radar, no el servidor de contactos) en pleno uso.
I cast my eyes over the crowd; I cast and cast, like a fisherman, until they locked, for a millisecond, with another pair of eyes.
David Leavitt, While England Sleeps
He pasado demasiado tiempo fuera del ambiente y ahora las cosas me sorprenden sobremanera. Aunque sé qué es lo que me voy a encontrar cuando voy a "zonas gays".
Sin embargo esta vez era diferente.
Iba yo por la calle tan tranquilo, dentro de mi felicidad y de mi pueblerismo absoluto y cuando me cruzaba con "semejantes" me sentía mal. Y pongo semejantes entre comillas porque, sobre todo, me refiero a los gays de gimnasio, que son los que me miran mal porque no tengo músculos ni pelo ya casi, tengo barriga y no visto a la moda.
Más tarde, en la estación de Passeig de Gràcia, pasaron un maricón, una diva y una reinona. (La reinona debía tener veintipico, los demás rozaban los cuarenta --dato extra, no importante.) Sucedieron esos microsegundos de reconocimiento y, acto seguido, la diva me miró con cara de desprecio.

¿Adónde hemos llegado?

Puedo llegar a entender o aceptar que las maricas de gimnasio miren mal a los demás maricas porque no tenemos musculos ni nos depilamos. Digo que lo entendería o lo aceptaría puesto que ellos viven en un mundo en el que lo que no está dentro de SUS gustos no merece la pena. Muy al estilo de la película Chuecatown. Pero no entiendo que alguien que por mucho que en su día hubiera pertenecido a los "chicos guapos" del barrio y que hoy ya es parte de los "discriminados" por los anteriormente mencionados, no se de cuenta de su error.

Me atrevo a decir error y lo digo otra vez, y si queréis lo pongo en mayúsculas. ERROR. Los que me conocéis, los que me habéis leído con anterioridad, sabéis que detesto usar generalizaciones y decir que alguien se equivoca sólo porque no coincida su opinión con la mía. Pero esta vez sé que llevo la razón. Discriminar está mal, punto de partido. Séa la razón que séa por la que estás criticando. Que si el otro lleva el pelo azul, es demasiado alto, demasiado bajo, gordo, tiene acné, no tiene músculos, su ropa es de Bershka o no sabe que el Che fue un gran revolucionario... Por mucho que tengan una o más de una de estas cualidades, no hay razón en el mundo suficiente para discriminar a alguien. O quizás sí, discriminar al que discrimina.

Es que las cosas han cambiado. En el trabajo peco de discriminación positiva, pero intento contenerme. Pero hoy me ha llamado la atención un usuario. Le he tenido que llamar la atención porque no había pedido turno y le he hecho levantarse del ordenador para que otra chica se pusiese. Me ha dicho: "Siempre se los dejáis a los mayores". Datos: él tendrá unos 12 años, ella 15 ó 16. Datos: ambos son moros (recuerde el lector que no lo digo despectivamente y que hay diferencia entre moro, mahometano, magrebí, árabe o marrón). (Lo de marrón creo que sólo se dice en inglés).
Osea, que ya no es aquello de que "me discriminas porque soy moro", sino que le discrimino por joven. Bueno, si te digo la verdad, prefiero dejarle el ordenador a una chica que va a mirar su correo y a buscar información (por mucho que lleve el velo) que a un chico que va a jugar a juegos "prohibidos", bajarse música aunque no se pueda y a ver vídeos en YouTube.
Quizás será discriminación, pero es así: es una biblioteca y la información ha de tener prioridad al ocio.

Pues vaya, ya no tengo nada en común con el resto de la comunidad. Antes he puesto esta palabra en negrita, ahora la he puesto en cursiva. En inglés se usa mucho esto de la comunidad. Mi pueblo, mis compañeros de profesion, mis compañeros de "orientaciones" sexuales..., mis compañeros de parroquia. Pero, en serio, ¿qué tiene la comunidad gay de comunidad?
Es una tautología en sí misma. Como lo del "sentido común" que no es nada común.

Teniendo en cuenta que ahora mismo soy homosexual no practicante, ¿qué es lo que todavía me define como gay? ¿Que leo novela gay? ¿Esas novelas donde todo es sexo y todo es drogas? ¿Esas novelas que describen lo que ni yo ni la mitad de mis amigos y conocidos gays vivimos? Salvo algunos autores, por supuesto. A uno ya ho he citado más arriba y se merece todos los aplausos del mundo.

He preguntado qué es lo que ha pasado con nuestra sociedad. Me gustaría tanto saberlo... Espero algún día descubrir el elixir que convierta este mundo en algo más "normal".